jueves, 5 de octubre de 2017

Lo único que puede separarnos

Siempre me he sentido orgulloso de la diversidad que hay en España porque, las diferencias culturales e incluso idiomáticas nunca hasta ahora habían sido un impedimento para que todos nos diéramos cuenta de que estábamos de acuerdo en lo esencial. Esta misma lógica que nos invita a la unión en torno a unos principios fundamentales independientemente de nuestras diferencias culturales es la que también me hace sentirme orgulloso de ser Europeo. Por esto, a pesar de los motivos que aludan unos y otros para justificarse, está claro que cuanto más solos y peleados estemos, cuanto menos nos centremos en la defensa de nuestros valores, más expuestos estaremos ante el infortunio y mayor probabilidad de que las cosas nos vayan mal.

Resulta evidente que los grandes retos que nos depara el futuro, la conquista del espacio, la cura del cáncer e incluso eventualmente la defensa de nuestros principios contra quienes no creen en ellos; todas esas cosas que nos quedan por hacer juntos para mejorar nuestras vidas y las de quienes nos rodean resultan inalcanzables si no somos capaces de ver más allá del flamenco y la sardana, del brioche y del bratwurst, del ingles y el castellano, si no somos capaces de entender que lo único que realmente puede separarnos es tener diferentes principios y valores porque, por el contrario, las diferencias culturales e incluso las ideológicas no pueden (ni deben) sino enriquecernos. 

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