martes, 17 de junio de 2008

Sexo, emocionalidad y necesidad

Desde un punto de vista puramente racional, el ser humano ha optado por habitar en sociedades basadas en normas que las regulan. Desde el punto de vista emocional las "normas" o las "directrices" por las que se rige el ser humano no parecen tan claras, definidas ni generalizadas. La psicología ha tratado desde sus inicios de identificar cuáles son (emocional o interiormente hablando) las cosas que nos motivan. Para Freud puramente esta motivación procedia del instinto sexual; todo se reduce al sexo, al deseo carnal. No es dificil interpretar esta visión de la psicología cuando uno se percata de que en la época de Freud, el sexo era algo encuadrado dentro del matrimonio. Se trataba pues de una época puramente emocional; las sensaciones "fuertes" provenían de las miradas furtivas, las cartas de amor, una flor, un simple beso en la mejilla y en definitiva de cosas de las que hoy nos causarían más risa que emoción. El sexo fuera de todo esto era un tabú, algo de lo que no se hablaba, que uno deseaba pero que solo podía imaginar, algo que hace que resulte lógico el hecho de que Freud pensase que todos nuestros pensamientos inconscientes se refieren a él.

Fuera del mecanismo que llevó al padre de la psicología moderna a pensar lo que pensaba, debemos quedarnos con la abstracción que supone el hecho ver el problema desde fuera y con cierta perspectiva. Hoy la situación es la contraria: el sexo es algo accesible desde una edad bien temprana, sin embargo estamos exentos (en algunos casos) de emocionalidad. Es lógico por tanto que autores como Cóleman afirmen que en el terreno psicológico la cuestión de fondo (en vez del sexo) es una cuestión emocional. Yo definitivamente no creo que esa sea la respuesta. Coleman basa sus conclusiones en diversos estudios (al igual que Freud) pero si bien no creo que sirvan para ir más allá que para decir que en nuestro tiempo hay una carencia de emocionalidad y que las personas que están emocionalmente más definidas tienen mayor exíto personal y social. De la misma manera podría Freud afirmar que quien posee una vida sexual satisfactoria es una persona más plena. El hecho de que acierte con un diagnóstico generalizado en la actualidad (al igual que Freud en el suyo), no quita que esa idea vaya a ser siempre válida.

El transfondo de la cuestión es a mi juicio el que propuso Maslow. Lo que mueve al ser humano es la necesidad, la dependencia. En este sentido quizá Freud estuvo más acertado. Las necesidades enfocan nuestros objetivos; desde las más primarias (comer, respirar, el sexo,...) hasta las más complejas (la aceptación social, la emocionalidad,...) según estas se van satisfaciendo por el orden de importancia que cada cual les da (en este punto difiero de su pensamiento pues creo que el ser humano es capaz de modificar la importancia relativa que otorga a sus necesidades). Inteligencia emocional es a mi gusto un término excesivamente idealizado (al igual que afirmar que todo en el hombre se reduce al sexo). Creo que el ser humano, al igual que los animales, persigue la satisfacción de sus necesidades (algunas innatas y otras creadas por él mismo), metas que sin duda alcanzan aquellos que, en todos los sentidos, están mejor preparados.

1 comentario:

Irilien dijo...

Mmmm creo k Nietszche tamben pensaba k el hombre actuaba por interés a cualkier grado, aún así, hemos de aceptar k es una parte de nosotros y la integración de esta idea nos puede hacer sopesar todo más conscientemente y poder transcender a ese "interés" en determinadas ocasiones.
Y a colación de "lo k mueve" a algo o a su voluntad...a ver si un día de estos me sorprendes con algún post sobre Kant, Leibniz y las mónadas.
Un saludo chato:D