Esta afirmación fue enunciada y justificada por Leibniz. Uno puede estar tentado a pensar que el idealismo más puro rechaza la imperfección que supone el mundo en sí y la manera que tenemos de conocerlo a través de los sentidos. En Leibniz esta perspectiva se da de buces con esta afirmación. La "imperfección" forma parte de la "perfección" porque sin la primera no existiría la segunda. A modo de ejemplo: para experimentar el placer que supone beberse un vaso de agua antes ha de haberse sentido sed. Esta idea no deja de resultar paradójica porque, claro está, la sensación más placentera de satisfacción procede de la mayor de las necesidades.
Cuando el hombre trata de reducir el mundo a lo simple o a lo genial, se estrella en la complejidad que el mundo en sí le devuelve. Esta es la base de la "crítica de la razón pura" de Kant. El hombre no es capaz de explicar el mundo únicamente a través de la razón; necesita la experiencia. Esta dicotomía es, desde mi punto de vista, una aportación fundamental de su filosofía.
La cuestión de los grandes filósofos no es, a mi gusto, interpretar la veracidad de sus trabajos sino comprender sus repercusiones. Platón, Kant, Locke, Rousseau o Nietszche tienen mucho en común. Partiendo de la metafísica alcanzar una visión del mundo que les permite obtener una visión del hombre, que a su vez induce una visión de como éste debiera vivir. Por ejemplo: si consiguiésemos demostrar que dios existe, de esa ida metafísica surgirían entonces otros hilos de pensamiento (como los de San Agustín) que darían lugar a una explicación del mundo (creacionista) y que a su vez induciría una forma de vida (católica). Ésta es la clave y de hecho el gran problema es que los seres humanos no estamos de acuerdo en cuanto a cuál es la metafísica del mundo. El principio es importante y de él Leibniz extrajo uno de los argumentos que utilizó para tratar de demostrar la existencia de Dios (argumento de la causa primera). Todas estas grandes fuentes de pensamiento influyeron en su tiempo de forma muy significativa (hasta el punto que llega a afirmarse que el holocausto, por ejemplo, se sustenta en la filosofía de Nietszche)
¿Cual es la verdad? Esta es la eterna pregunta. Si asumimos que nadie la puede conocer debemos extraer el debate metáfisico a la hora de formarnos una idea del hombre. ¿Por qué estamos aquí? parece una pregunta demasiado importante como para responderla a la primera. ¿Dios nos creo?, ¿somos fruto del azar?, ¿somos sombras en una caverna?, ¿agrupaciones de mónadas?,... Asumamos, como dice Kant, que a falta de experiéncia no podemos alcanzar conclusiones por medio de la razón. Por tanto sólo cabe una realidad razonable: estamos aqui (pienso luego existo, somos sombras, mónadas,...), hay más como nosotros, convivimos, hay necesidades, surgen conflictos y situaciones que afrontar. Sigamos indagando en nuestro origen por si algún día descubrimos que realmente deberíamos matarnos unos a otros para dar sentido a nuestra existencia; pero hoy por hoy la experiencia dice que la cooperación, la toleráncia y la solidaridad son las posturas más razonables. En este sino, por desgracia y en contra de lo que al ser humano más le gusta (la universalidad), debemos admitir que ninguna aseveración es correcta si no va acompañada de la experiencia (de verificar que ello cumple con lo que percibimos). Por este motivo el hombre debe renovar constantemente su criterio mediante el diálogo, la razón y la experiencia.
El mejor de los mundos no creo que justifique el dolor como medio para experimentar el placer que supone no sentir dolor. Tampoco lo imagino bajo la sombra de un ser omnipotente, ni justificado por ideologías basadas en lo absoluto o en lo intangible. Cuando uno tiene hambre no quiere escuchar promesas de futuro ni explicaciones, desea algo que llevarse a la boca. Ésta es la gran imperfección del hombre. Asume que la visión que tiene del mundo es la correcta aun a pesar de que constantemente el mundo le devuelve claros mensajes diciendo "¿desde cuando son así las cosas?". Por esto, no hay que a decantarse hacia ninguna postura política, ideológica o filosófica que no respalde (o tenga como objetivo corresponder) con la experiencia sus afirmaciones. La afirmación "solo han de preocuparnos nuestros asuntos" debe ir respaldada por la circunstancia de que obrar de esa manera me resulte, efectivamanete, más ventajoso que interesarme tambien por los problemas de los demás. Si no es esí como ocurren las cosas, lo que deberíamos plantearnos es que esa idea es en realidad incorrecta en lugar de tratar de imponer a la realidad del mundo el corresponder con nuestras ideas.
Esta es, sin duda, una visión muy práctica de la vida. Hemos de admitir no buscar la universalidad, desechar la idea de asumir una metafísica del mundo en la que no podemos confiar; sobre la que no podemos basar nuestros pensamientos, normas o estilo de vida. No podemos hacer una valoración de las mónadas, la caverna de Platón, la existencia de Dios... porque como concluye Wittgenstein: "De lo que no se puede hablar, hay que callar" y puesto que no se puede hablar de ello, dejemos de poner esas ideas como justificación de nuestros pensamientos o nuestros actos.