lunes, 11 de agosto de 2008

El camino a la gloria



No creo que nadie hoy ponga en duda los magníficos valores que estimula el deporte olímpico. Si analizásemos en profundidad cada uno de ellos desglosaríamos el secreto de las auténticas satisfacción y realización personal.

El esfuerzo y la entrega como única forma de alcanzar el éxito. Triunfar con dignidad, sin trampas, sin agresión, con honor. Es muy importante tomar conciencia de que en la vida esta es la única forma lícita de hacer las cosas. De todo esto se deriva la constancia, la perpetuación en los buenos hábitos, la autodisciplina y muchas otras cualidades muy importantes, insisto, no sólo en el ámbito deportivo. Por otro lado está el estímulo o la motivación competitiva; aquello que nos empuja a desear ser de los mejores en aquello que es objeto de nuestro esfuerzo. Los logros del "otro" son para nosotros una marca, un listón que superar, un firme deseo de alcanzar esa meta: "si otros lo hicieron con su esfuerzo, yo lo haré". Del otro lado el respeto a lo que otros, una vez más, a través del esfuerzo y sus cualidades han logrado. Admirar el triunfo del otro para honrar nuestros propios éxitos. Por último reconocer que, en última instancia, está el hecho de que cada una de las cosas que consigue el ser humano pertenecen a la humanidad.

El esfuerzo y la entrega, la sana competencia, la admiración, el espíritu de superación, el respeto y, finalmente, la gloria. Estos han de ser el camino y los valores de todo proyecto. Los mejores deportistas, empresarios, estudiosos, políticos y todos cuantos en definitiva hemos elegido nuestro camino, debemos pelear por el oro de nuestro propio sino. El mundo sigue necesitando que seamos los mejores, que alcancemos la gloria.

2 comentarios:

Irilien dijo...

Seamos nosotros mismos...pero lo mejor de nosotros mismos¡¡naturalidad y excelencia, honor y unión.
Me encantó el post, un beset.

Anónimo dijo...

Gracias!

Encantado de tenerte de vuelta despues de las vacaciones. Un abrazo.