martes, 26 de enero de 2010
Lo que quiero
La falta de criterio es una “enfermedad” terriblemente perjudicial. Discúlpenme si de nuevo soy excesivamente recurrente. Ya el primer post (Abriendo boca) dejaba entrever mi punto de vista al respecto. Más adelante “Desnudos” alertaba sobre los peligros de enfrentarse a la realidad sin las adecuadas “herramientas”. Quisiera en esta tercera entrada cerrar ese círculo con una exposición a cerca de “lo que quiero”.
Ante la vertiginosidad que supone reconocer que estamos expuestos, "desnudos" ante la adversidad, el ser humano tiende a repetir las conductas que desarrollan sus allegados. Como niños, aunque deseábamos fervientemente permanecer en el parque jugando, seguíamos a nuestros padres cuando nos llamaban a casa porque no sabíamos volver sin ellos. Si nos separábamos de su conducta, corríamos el riesgo de quedar expuestos al peligro, a la adversidad. Conforme madurábamos y adquiríamos conocimiento y criterio, aprendimos a ubicarnos, a saber por donde podíamos ir, a qué horas,... Ello nos hacía ser más independientes y desenvolvernos de manera más segura y satisfactoria puesto que ya no dependíamos de nuestros padres y nuestros padres se desprendían (en cierto modo) de nuestra dependencia.
Ahora bien, existe un cierto abanico de “lugares” en donde aún, hoy por hoy, estamos o nos sentimos desubicados. Se me ocurren muchos ejemplos: un adolescente que llega a su madurez sexual sin una adecuada educación al respecto; una persona que no sabe que cualidades valorar en los otros (como amigos, pareja,...); alguien que no conoce las ideologías que defienden los partidos que gobiernan su país y le llega la hora de votar, alguien que compra un producto sin conocer cuales son sus garantías o características,... Esa “desnudez” de criterio que a vista de todos pudiera resultar tan dañina, es una carencia que hay que cubrir antes de tomar una decisión al respecto.
No puedo elegir si no sé lo que quiero ni conozco lo que me están ofreciendo. Por este motivo cierro este particular círculo alentándoles a tomar una decisión.
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2 comentarios:
No sólo en aspectos vitales. Esta desnudez también se da al estar desubicados en lugares como la ciencia, la ética, la filosofía,... Como suelo decir "al monte se va con botas".
Un saludo.
Si, si, por supuesto. Tienes toda la razón. Podemos estar desubicados en un abanico inmensurable de terrenos. Y aunque al monte debiera irse, preferiblemente, con botas, un matiz importante de toda esta causa es no caer en la pauta.
No es mi intención mostrar a la gente que (exageradamente hablando) llevando una pistola en el bolso se va más seguro, o que llevando botas al monte puede uno andar descuidado. El criterio es un estadio superior a repetir la pauta aprendida. Es más bien saber interpretarla.
Gracias por tu comentario.
Un saludo
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