jueves, 5 de febrero de 2009

Lo que aprendí de mis padres


No estoy de acuerdo en considerar que toda la educación que he recibido proviene de mis padres. Por otro lado, no creo en modo alguno que yo esté de acuerdo al cien por cien con todas las ideas que ellos profesan y muchas veces me consta que entre ellos mismos tampoco están de acuerdo en otras tantas.

Este hecho, lejos de ser perjudicial, es sin duda y por contra muy deseable. La educación no debe basarse en la imposición; debe construirse alimentando la curiosidad y el diálogo con las personas en el momento que se produce la duda. Esa información que demandamos las personas nos surge en muchos casos porque de alguna manera se nos ha sido presentada. Si nos ofrecen droga y nadie nos ha hablado de ella quizá podríamos caer en la trampa y aceptarla. Nuestros padres seguramente habrían estado muy agradecidos de que alguien, aunque no hubieran sido ellos mismos, nos hubiesen enseñado a rechazarlas. De la misma manera quizá en cosas menos evidentes, incluso para ellos mismos, agradecerían enormemente que alguien enseñara a sus hijos a proteger su privacidad y a no ser engañados a través de internet.

El riesgo del conocimiento recibido exteriormente es el pensamiento adoctrinante. Este tipo de pensamiento no es objetivo, esta basado en el punto de vista que cada cual posee y por tanto no puede hablarse de él de forma absoluta. Esto es: “Las drogas son malas” es una afirmación que no admite lugar a la duda; pero “El comunismo o el fascismo son buenos” eso ya es algo discutible, al igual que enunciar que “la religión católica es la verdadera”.

Entiendo, desde el punto de vista de los padres, su deseo de que sus hijos no sean adoctrinados por nadie en ningún sentido, lo cual es admirable; siempre y cuando no sean ellos mismos los que se reserven el derecho de hacerlo. Como padres deben educar para que ellos mismos adquieran el conocimiento necesario para tomar sus propias decisiones cuando llegue el momento. Esa es la postura con la que también debemos resolver nosotros las dudas de quienes se nos acercan buscando una respuesta.

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