domingo, 11 de mayo de 2008
Revolviéndose en el fango
Es importante tomar conciencia del peligro que reviste asimilar ideas irracionales. Es asimismo importante aprender a descubrirlas y a indagar en los verdaderos motivos que han desembocado en esa situación.
Toda luz que arrojemos sobre ello no hace más que llamar nuestra atención sobre aquellos procesos en los que pequeñas concesiones van dando forma a un problema mayor. Como aquel ojo que Allan Poe aseguraba tan desquiciante que suscitó al protagonista a asesinar a su portador. El corazón delator, el relato de Poe al que aludo, realmente es algo exagerado; pero uno no puede evitar preguntarse cómo se ha llegado eso y volviendo atrás en el tiempo uno descubre la primera vez que aquel hombre experimentó aquel sentimiento y cómo en lugar de remitir comenzó a refrendarse en ello.
Revolviéndose en el fango de ideas absurdas, de ideas ridículas que caen por su propio peso en cuanto las hacemos tema de conversación. Uno trata de indagar mediante qué proceso una persona puede llegar a deformar la realidad de tal manera que aún estándo anoréxica se vea gorda; y vuelve atrás en el tiempo a un determinado momento en que por casualidad descubre una parte de sí que le produce una pequeña sensación de asco. Un pliegue en la tripa cuando está sentada, una pequeña flacidez en alguna parte de su cuerpo,... y lo toca, lo observa, compulsivamente, busca en otras personas como son esas formas, esas texturas... Inconscientemente su mente viaja constantemente a esa visión de sí misma y día tras día el asco aumenta porque cada vez lleva viviendo más tiempo con ese sentimiento. Esa mentira irracional, que nadie confiesa, se convierte en un grave problema nutricional.
Es posible dar explicación a muchos de los problemas que padecemos mediante la existencia de ideas irracionales que dan comienzo a un ciclo de refrendamiento o de perpetuación en ellas. La drogodependencia, caractéres irracionalmente violentos o sumisos, pereza o desánimo, asimilación de determinadas ideologías, hábitos o gustos perjudiciales, aislamiento, ... Conductas que se inician con una sensación o un sentimiento aparentemente inocuo en el que uno continúa revolcándose en lugar de cesar en él.
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1 comentario:
De cosas pekeñas vienen las grandes, para bien o para mal.
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