martes, 31 de marzo de 2009

Un tributo a Bertrand Russell


Cuando hablamos de los filósofos que más han influido en el siglo XX, Bertrand Russell no suele ser uno de los que más se mencionan. No obstante, para mí constituye uno de los más importantes pensadores porque, para entender a Russell, uno tiene que estar dispuesto a poner en tela de juicio hasta sus propias convicciones. Quisiera en este post pues, darle la oportunidad de exponer su propio criterio transcribiendo literalmente una idea que es clave en toda su obra.

Hubo una época en que era racional creer que la Tierra era plana. En esa época esa creencia no tuvo las funestas consecuencias propias de lo que se llama “fe”. Pero la gente que en nuestra época sigue creyendo que la Tierra es plana tienen que cerrar sus mentes a la razón y abrirlas a todo tipo de absurdo, además del que ya parten. Si piensas que tu creencia está basada en la razón la defenderás con argumentos más que con persecución, y la abandonarás si los argumentos van en contra tuya. Pero si tu creencia se basa en la fe te darás cuenta que el argumento es inútil y, por tanto recurrirás a forzarlo, ya sea por medio de la persecución o atrofiando o distorsionando las mentes de los jóvenes en lo que se llama “educación”...

lunes, 30 de marzo de 2009

¿Qué le pasa al bizcocho?


Pretendo hacer en este post una reflexión en torno a la necesidad de experiencia y conocimiento a la hora de formular o emitir un juicio, a pesar de que se trate de un juicio basado en un razonamiento lógico. Imaginemos para ello y como ejemplo la siguiente secuencia:

AAABBB...

Tratemos de discutir lógicamente cómo continuaría la serie. Veremos que reordenando los términos de una manera o de otra podemos hallar distintos patrones todos igualmente lógicos aunque no todos igualmente complejos. Por ejemplo, una primera forma muy sencilla de continuar la serie sería:

AAA BBB CCC ...

No obstante esta no es en modo alguno la única. Concatenando las letras de otra forma llegamos a la siguiente serie un poco más elaborada:

A AA BBB AAA BBBB CCCCC ....

Y alguna otra:

AA AB BB BC CC .....

A falta de más datos resulta complejo emitir un juicio “correcto” pues aunque todas las series comienzan de una misma manera, prosiguen con una “lógica” distinta. Lo que a nadie le parecería lógico, por ejemplo, sería el considerar que la serie continuase así:

AAA BBB 654 434 32 2

Esto pone de manifiesto que aunque la lógica de los razonamientos sea distinta normalmente tienen ciertos puntos comunes. En nuestro caso, todas continúan con combinaciones de letras A, B, C,.. siguiendo un patrón (abecedario) establecido. Quisiera llamar la atención sobre el hecho de que, aunque no hubiéramos sido capaces de razonar ninguna serie, la experiencia sin duda nos habría llevado a plantearnos una solución basada en letras ordenadas según el abecedario.

Si la serie se tratase, por ejemplo, de datos arrojados de experimentos con átomos, la solución al enigma vendrá dada por el hecho de que la realidad corresponda con alguna de las soluciones propuestas. No obstante, de forma casi segura, todas se parecerán en algo a la realidad o tendrán su parte de sentido. Por esto es importante incluir en los razonamientos lógicos elementos basados en la experiencia, pues aunque erremos finalmente en nuestros razonamientos, la solución no distará mucho de ellos.

En un ejemplo un poco más coloquial; a un niño con retraso madurativo se le planteó la siguiente cuestión: “¿Qué le ocurre a un bizcocho si llega el momento de sacarlo del horno y se nos olvida?” El muchacho contestó: “Pues que se queda dentro”. No le faltaba razón.

viernes, 27 de marzo de 2009

¿Cómo se llega a la fatalidad?


Una discusión, que en apariencia nada tiene que ver con el tema de la violencia de género, es la que alienta esta reflexión. Lo que se debatía en esa conversación era: ¿por qué, mayoritariamente, nos sentimos más seguros ante los demás cuando tenemos pareja? Obviando los razonamientos, la conclusión que se alcanzó fue que: el sentirse amado o respaldado por otra persona eleva nuestro nivel de autoestima.

Este hecho tiene una importancia relativa. Cuando uno es guapo (guapa) o sus circunstancias o características contribuyen a elevar su nivel de autoestima, quizá para él (o ella) el hecho de tener pareja no suponga una merma o un aporte significativo. Sin embargo, cuando uno se siente muy poco el planteamiento decae radicalmente.

Como debatíamos en el post “un juego de rol”, las personas asumimos distintos roles dependiendo de la coyuntura y veíamos que, aunque algunos roles eran de nuestro agrado, otros se tornaban indeseables (el “pringao”, el “pardillo”, el debil...). Cambiar esas circunstancias requería de un proceso que también describimos en aquella publicación. En esta ocasión el problema tiene un planteamiento similar pero desde el otro lado. La cuestión es: ¿qué induce a una persona a convertirse en el abusón, el celoso, el violento, el maltratador? Y por otra parte ¿cómo se podría modificar esta circunstancia?.

El quid de la cuestión radica, desde mi punto de vista, en que este tipo de personas tienen un muy bajo nivel de autoestima. Desde este planteamiento resulta lógico pensar que tratarán por todos los medios de retener aquellas pocas cosas que elevan su ego. Por otro lado, su propia inseguridad les lleva a asumir que quizá nadie más quiera estar con ellos; lo cual les induce a aferrarse aún más a su planteamiento irracionalmente “proteccionista”. De todas estas historias (dependiendo del carácter de cada una de estas personas) cuando finalmente se decide ponerles fin, algunas sumen en una profunda depresión y otras acaban de forma irracionalmente violenta.

El problema de fondo es, como siempre, el que debe combatirse de manera más concienzuda. Esto también ha sido tema de otras publicaciones (véase: “hasta el fondo”). Por tanto a corto plazo la ley si debe dar una respuesta a esta problemática, pero a largo plazo todo se reduce a un problema educacional y de concienciación. Convencimiento en la necesidad de diversificar nuestras fuentes de autoestima, manteniendo imprescindiblemente a los amigos, sintiéndonos realizados con nuestro trabajo o aficiones, manteniendo siempre un cierto nivel de “gusto” por mantenernos físicamente sanos mediante el deporte, también tratar de mantener el “gusto” por la higiene (arreglarnos, asearnos, sentirnos atractivos), por supuesto también nuestra pareja, hijos, familias,...

Creo que no rechazar ni dar de lado a ninguna de ellas es la clave para mantener en todo instante la “cordura” que todos necesitamos.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Héroes (o la necesidad de convicción)


El héroe es una persona extraordinaria. La definición que nos aporta la RAE para describirlo es la siguiente:”Persona ilustre y famosa por sus hazañas, virtudes y acciones” y visto así parece que nosotros no podemos aspirar a tanto. Tenemos virtudes pero también defectos, somos anónimos y la fama nos queda muy lejos por cualquiera de los caminos que imaginemos para tratar de alcanzarla. Nos falta algo.

Por otro lado resulta que es muy complicado saber lo que verdaderamente le gusta a la gente. Así, si elegimos uno u otro camino podríamos llegar a ser héroes para algunos y quizás monstruos para otros. La cuestión es arriesgada, además, porque hay ocasiones en las que se ponen en peligro muchas cosas: la libertad, la integridad física, la privacidad... Parece pues que no debe ser el deseo por alcanzar la fama lo que mueve al héroe realmente, debe haber algo más.

Quisiera saber entonces ¿qué motiva finalmente a una persona a arriesgar su vida, su integridad, su libertad, su familia, su privacidad y tantas otras cosas en pos de quizá una fama o un reconocimiento que nunca llegará? Después de pensarlo mucho uno cae en la cuenta de que no puede ser otra cosa que una profunda convicción.

domingo, 22 de marzo de 2009

¿A quien le corresponde?


Las decisiones llevan intrínsecamente asociadas a ellas la necesidad de que alguien las tome. La cuestión que planteo, pues, en torno a esta aseveración es (precisamente): ¿A quien le corresponde?

Esta pregunta no es nada trivial y es por contra el origen de muchas de las controversias morales que se nos plantean hoy en día. La eutanasia, el aborto, la pena de muerte o la guerra son algunas de ellas pero hay muchas otras. La característica común a todas ellas es simple pero muy difícil de vislumbrar claramente y es su marcado carácter metafísico. Este viene impreso en el hecho de que para dar respuesta universal a todas ellas primero han de resolverse cuestiones como: ¿qué es la vida? ¿donde empieza el ser humano? ¿que es la toleancia?...

En posts anteriores hemos tratado este tema muy a fondo (Vease: “Moral basada en la experiencia” o “Emulando a Russell” entre otros). El problema de fondo como ya hemos visto es la imposibilidad de llegar a un acuerdo en torno esas preguntas. El siguiente paso es considerar que, a pesar de no poder llegar a un acuerdo, esas cuestiones siguen necesitando una “respuesta” a nivel social y de nuevo: ¿a quién le corresponde? Wittgenstein afirmaba en su tractatus que “de lo que no se puede hablar hay que callar” y desde mi punto de vista esta es la postura más sensata. Como también concluimos en otros posts hemos de extraer el debate metafísico de la resolución de estas cuestiones y fijarnos solamente en lo que dice la experiencia que es “bueno”. Por tanto a la pregunta anterior debemos contestar: “La decisión le corresponde a una acertada interpretación de la experiencia”.

No debemos, en cuestiones que excedan del terreno metafísico al real, aceptar interpretaciones basadas en nada que no sea la experiencia. Por mi parte me siento un acérrimo defensor de esta afirmación pues todo lo que no es experiencia se convierte en azar, un juego que puede salir bien o salir mal...

jueves, 19 de marzo de 2009

Amén


Quisiera llenar este post de preguntas más que de opiniones. Preguntas como: ¿Qué son la dignidad y la tolerancia?, ¿qué es el respeto o la igualdad? ¿qué el amor? Quisiera hacerlo además en la certeza de que verdaderamente usted, que está leyendo estas líneas, será capaz de esbozar una respuesta; de plantearse el significado que para usted tienen. Aún más allá le pediría que tratase de eliminar de esa definición aquellas partes de la misma que estuviesen sujetas a su propio contexto y finalmente, si me lo permite, desearía saber si cree que aquello que piensa es lo que todos deberíamos pensar y si esa creencia se basa en el hecho de que de ser así el mundo sería un lugar mejor y la gente viviría de una forma más feliz y plena.

Ahora desearía que usted hiciera un ejercicio de empatía y tratase de imaginar que tiene la capacidad imponer esa creencia y hacer que el mundo sea un lugar mejor para todos. Finalmente, le ruego que me disculpe, imagínese que esta usted equivocado...